jueves, 21 de febrero de 2008

SOLEDAD

¡Ay soledad!
¿Por qué me persigues?
¡Vete!
Que no quiero estar contigo.

¿Es por castigo, venganza?
Orgullo, vanidad...
¿O la voz de mi conciencia?
No sé. No te conozco.
Indiferencia eres tú:
que es el peor enemigo
que acecha...
en la oscuridad del alma.

Eres eco del silencio.
No sabes hablar,
ni escuchar.

No eres nada, la nada.

Pozo tenebroso;
de penas y de tristezas.

Puerta de entrada al infierno.
Antesala de la muerte.
Abono de planta seca.

¡Vete! ¡Vete!
No quiero verte.

jueves, 7 de febrero de 2008

MÁRTIRES DE LA PALABRA

Poneros lazos azules;
verdes, negros,
y recordad a los muertos
que han caído,
mártires del pensamiento,
de las palabras... del silencio.

¡Hermano! ¡Hermano!
¿De qué me pinto las manos?
¿De blanco?

O me las pinto de muerte,
para no verte.

O rojas: como tu sangre,
hermano.

O mejor... no te miramos
y nos lavamos con agua;
las manos...
y la conciencia:
como aquel cónsul romano.

¡Ay hermano, hermano!

miércoles, 6 de febrero de 2008

EL VELATORIO

En la misería...
hasta la muerte, es más negra;
es más fría, es más muerte.

Se nota más la amargura,
y la huella de la vida
en la cara de la gente.

La poca luz, que reparten
las velas y lamparillas,
dan un aspecto siniestro,
a los pocos asistentes
y miembros de la familia.

¡Parecen caras de pesadilla!

No hay flores, ni tarjetas,
ni saludos efusivos;
ni firmas...
ni risas impertinentes.

El único calor que hay,
es el de las lágrimas,
¡qué queman...!
al caer por las mejillas.

Sólo hay olor a muerte:
negra... y fría.
Que se siente como en casa,
en este tétrico ambiente.

La noche es triste y oscura.
¡Qué poco alumbran las velas
en las casas de la gente,
que sólo tienen penas...
y amargura!

No hay luz. No hay día.
¡Soledad...!
¡Fría y oscura muerte!

Se llora más al difunto,
que nos deja en este mundo,
a solas con nuestros días.

¡Más miseria!

A más dolor y amargura,
tendremos que tocar
los que quedamos en vida.
¡Más hambre, habrá que pasar!

La noche; espesa, oscura:
es una lápida fría,
que hasta el final llevamos,
los que en esta vida estamos, sin luz;
solos, con nuestras desdichas.

¡Muerte! ¡Muerte!
¡Qué alegría me da verte!

domingo, 3 de febrero de 2008

MORIR EN MAYO

Cuando mi aliento se enfríe.
Cuando mis ojos no lloren.
Cuando no sienta la lluvia,
y no cante el ruiseñor...

Cuando, ya no perciba
la fragancia de las flores;
y mi alma quede sola,
huérfana de tus amores:

¡Enterrarme en cualquier parte!

No quiero duelos ni honores.
Yo sólo quiero pedir...
cuando tenga que morir,
que no me muera yo en mayo.

¡En mayo, quiero vivir!

viernes, 1 de febrero de 2008

LA MAREA

¡Parad! ¡Parad!
¿A dónde vais, muchedumbre?

Parecéis a la marea:
que viniendo de la mar
avanza sobre la arena,
para volver hacia atrás.
en vano afán permanente;
de buscar, sin saber qué,
en la Tierra...
lo que dejáis en el mar.

Muy pocos tienen valor,
para mirarse adentro
y saber dónde buscar.

Recorréis vuestro camino,
como locos...
de acá, para allá, sin tino.

¿Tanto deseo tenéis,
de llegar al final?
¡No tengáis prisa!
Vuestro reloj natural,
marcará la misma hora
cuando tengáis que parar.

¿Por qué no paráis ahora?
¿Por qué no paráis...
y despertáis un instante?

¡y escuchad...!

Sentir, lo que es el amor.
Oír el viento, el Sol.
Escuchar a vuestro hermano.
Dar la mano a vuestro amigo.
Una tregua al enemigo.

Decidle hola al vecino.
Acoger al peregrino.
¡Secar el sudor del alma,
del que os está esperando!


Recuperar vuestro aliento.
Escuchar el corazón.
Escuchar el silencio.
Recuperar... el ser vuestro.

¡Escuchar crecer la hierba!
¡Ver, cómo pinta el Sol
de mil colores la Tierra!

Oír, como llora el agua...

Mirar arriba, hacia el cielo.
¿Se os olvidó que está ahí?

Oír, ver, amar: sentir...

¿Se os ha olvidado vivir?
¡Qué pecado es no vivir!

Recordar que hemos venido:
a vivir... y, a hacer vivir.