viernes, 1 de febrero de 2008

LA MAREA

¡Parad! ¡Parad!
¿A dónde vais, muchedumbre?

Parecéis a la marea:
que viniendo de la mar
avanza sobre la arena,
para volver hacia atrás.
en vano afán permanente;
de buscar, sin saber qué,
en la Tierra...
lo que dejáis en el mar.

Muy pocos tienen valor,
para mirarse adentro
y saber dónde buscar.

Recorréis vuestro camino,
como locos...
de acá, para allá, sin tino.

¿Tanto deseo tenéis,
de llegar al final?
¡No tengáis prisa!
Vuestro reloj natural,
marcará la misma hora
cuando tengáis que parar.

¿Por qué no paráis ahora?
¿Por qué no paráis...
y despertáis un instante?

¡y escuchad...!

Sentir, lo que es el amor.
Oír el viento, el Sol.
Escuchar a vuestro hermano.
Dar la mano a vuestro amigo.
Una tregua al enemigo.

Decidle hola al vecino.
Acoger al peregrino.
¡Secar el sudor del alma,
del que os está esperando!


Recuperar vuestro aliento.
Escuchar el corazón.
Escuchar el silencio.
Recuperar... el ser vuestro.

¡Escuchar crecer la hierba!
¡Ver, cómo pinta el Sol
de mil colores la Tierra!

Oír, como llora el agua...

Mirar arriba, hacia el cielo.
¿Se os olvidó que está ahí?

Oír, ver, amar: sentir...

¿Se os ha olvidado vivir?
¡Qué pecado es no vivir!

Recordar que hemos venido:
a vivir... y, a hacer vivir.

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