sábado, 12 de enero de 2008

LA GAVIOTA

(A Rafael Alberti - El poeta marinero)

Es el sentir del poeta
que quiere ser marinero,
para contarle al mar
de que color son los sueños.

Ser gaviota en el mar
y en la tierra marinero.
Volar como la paloma
y equivocarse de nuevo;
volver, a emborracharse de amor,
navegando en los recuerdos.

¡Soñar...! aunque te equivoques.

Querer como estás queriendo,
y entregar a borbotones,
el amor que llevas dentro.

¡Llorar, por estar riendo...!

¡Vivir! aunque estés muriendo
por estar queriendo tanto.
Poder hablar con el mar
y contarle tus secretos;
amores... ¡y fantasías!

Así, es como los poetas,
bebemos el vaso de la amargura,
del dolor ¡del desconsuelo!
de navegar por la tierra
donde ya no hay marineros.
Donde el amor es de piedra.
¡Donde no nos quedan sueños!

Donde no quedan, siquiera:
palomas que se equivoquen,
gaviotas en el mar,
ni en la tierra marineros
ni poetas, para poderlas cantar.

¡Háblame de amor, marinero!
Dime, si se quieren las olas del mar.
Si se buscan, si se abrazan, si se besan.
¡si sienten, lo que es amar!

Si su pasión es la misma,
que yo siento al navegar
por el mar de los amores,
donde mi amada es, la brisa,
y yo, soy la tempestad.

¿Dime, cuánto se quieren?

¿de qué color, son su amores?
¿son blancos como la espuma,
azules, como es el cielo,
o rojos como el coral...?
o del color de mis amores,
que es de infinitos colores
como las gotas del mar.

¡Háblame de amor, marinero!

Dime, ¿cómo se puede querer,
aunque no te estén queriendo?
Dime cómo se puede soñar
con amores...
con pájaros encantados
con mares llenos de flores.
Con ríos de leche y miel
con sirenas y con diosas
en palacios de cristal.

Con quien pinta los colores.
... con gaviotas en el mar.

Enséñame a volar
como vuela la paloma.
sin saber adónde va.

¡Qué más da, dónde yo vuele,
si nací para volar!
¡¡enséñame a soñar, marinero!!
Enséñame a no tener miedo
de volverme a equivocar
cuando yo diga, ¡te quiero!

Yo quiero ser, gaviota en la mar,
y en la tierra marinero.
Amar, aunque me equivoque,
porque sin amor... ¡me muero!

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